"[...] Alberto Valdivia nos entrega una arquitectura casi imposible la del camino que conduce a la conjunción del ser humano con la madre/ mujer primordial, esta vez en la figura de la Luna. Los soportes del camino no son nada desdeñables: versos de sólida factura que discurren llenando el vacío que deja la Neomenia (luna nueva) en la búsqueda de un sentido para la existencia: 'el hombre no es Neonemia', nos dice, pero añade que, pese a ello, la Luna se convierte en un 'enorme espejo de agua, que ha bebido de la Tierra', posibilitando un nuevo comienzo desde los flujos iniciales, que no son sino un retorno al útero que simboliza la plenitud..."- Contraportada.