"La escritura de Esther Castañeda se sitúa en la intersección de múltiples espacios, el recorrido por "Dominios, "A puerta cerrada" y "Caminatas" —secciones del libro— nos conducen por una Lima sórdida, por una Lima rescatada en su cercanía al mar, un mar que participa de la sensualidad de muchos poemas que parecen volverse garantía de una última pureza. Paralelamente se esboza un espacio interior —espacio del cuerpo— más complejo por ser infinito, que permite acercarse al otro/ la otra. La relación desemboca en el juego amoroso entre deseo y desencuentros. al reivindicar una identidad que pase por una liberación del cuerpo propio y ajeno, la creadora integra una problemática abordada por numerosas poetas coetáneas. Rescata otro elemento: el lazo con la literatura, siempre renovado y compartido que crea un nuevo espacio de libertad en un mundo a menudo caótico". — contracubierta.