"Desde hoy la picaresca porteña tiene ya su novela, su cabal representación literaria. Ese submundo entre sórdido y pintoresco, sin embargo tierno y lacerante, explosivo y bullente, cuyos habitantes se atiborran de gestos mezquinos aunque a la vez son capaces de las actitudes humanas más generosas, escenario donde conviven sucios traficantes, niños desvalidos pero sagaces, travestis nostálgicos y sufridos, prostitutas baratas y toda una basta gama de antihéroes; ese submundo que sólo parcial y lateralmente había hecho su aparición en la narrativa argentina contemporánea, si bien sus antecedentes pueden rastrearse en Payró y Arlt; este universo - con sus propios, específicos, rigurosos códigos -se eleva en guía de pecadores a un primer plano literario, produciendo este infrecuente milagro: la fealdad y la miseria cobran repentinos e insospechados dimensiones y surge entonces ante nuestros ojos azorados la riqueza oculta, la insólita e inusitada complejidad, la belleza sin par, el rostro profundo, auténtico y secreto de una ciudad: Buenos Aires, la Reyna." contraportada.