"Este libro, un clásico de los viajes, comienza con una dedicatoria al rey con el subtítulo de 'crónica de las cosas memorables del gran reino del Perú', y resulta una obra caudalosa y apasionante, escrita en el claro estilo del castellano de la época, pues, como el autor quiere, siguiendo la prescripción ciceroniana, su obra debe ser 'testigo, de los tiempos, maestra de la vida, luz de la verdad'. Mapa viviente en el momento de la primera creación de los mapas de América describe ríos, volcanes, ciudades en grandes y hermosos valles, parándose a pintar usos y costumbres, 'mujeres de cabellos muy bien peinados y adornadas con joyas de oro, hombres valientes que adoran al Sol y hablan con el diablo en la oscuridad, funerales extraños en que son enterradas con el difunto las más bellas mujeres que amó', etcétera. Se pasa por este libro por Titicaca, por el Potosí, por el Cuzco, fijando los nombres de grandes ciudades y sitios en el mapa en blanco. El resultado es, como ya se ha dicho, un resultado de las crónicas de Indias y un libro de inevitable consulta para todo interesado en el tema".